Ojalá siempre de Alexandra Roma
No me enamoré de Marco porque fuese el hombre más atractivo de Salamanca. No me enamoré de Marco porque me revolviese y me hiciese planteármelo todo. No me enamoré de Marco porque fuese la luz del verano, el viento del otoño, el abrigo del invierno o el color de la primavera. Me enamoré de Marco porque tenía la grandiosidad que buscaba en el firmamento las noches despejadas encerrada dentro del pecho. Y ni siquiera sé en qué instante concreto lo hice, porque amarle..., amarle para mí simplemente fue vivir.
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