La noche que paramos el mundo de Alexandra Roma
Eres un mundo, Noah, redondo, no sé por qué te empeñas en volverte plano. Equivocate y que sea tu error, no el de otros. Toca no solo hasta que te ganes la enemistad de medio patio de luces, toca hasta que te odie todo el vecindario y te adoren estadios enteros. Sé inteligente, hermanito. Sé tú - suavizó la expresión y sonrió-, solo tú.
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