La noche que paramos el mundo de Alexandra Roma
Lo bueno de la vida es no conocer cuando llegará a su fin. Es esa ignorancia la que te permite ser libre. Tener paréntesis, descansar, no andar siempre agobiado con que debes hacer algo memorable cada puto segundo o de los contrario lo estarás malgastando. Ser feliz veinticuatro horas los siete días de la semana. Lo bueno de conocer como, cuando y donde se apagaran tus pulsaciones es que tienes el beneficio de vivir de verdad, con tus días grises, tardes tiradas a la basura y noches quejándote con tus amigos del curro precario que has pillado para comprarte el coche.
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