La paciente silenciosa de Alex Michaelides
Como escribió Winnicott: «Un bebé no puede odiar a la madre sin que la madre odie antes al bebé». De bebés somos esponjas inocentes, tablas rasas, solo conocemos las necesidades más básicas: comer, defecar, amar y ser amados. Pero a veces algo sale mal, según las circunstancias que nos encontramos al nacer y la casa en la que crecemos.
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