Arrecife de Alekséi Poliárinov
En cuanto a las clases de interpretación, las veía como una suerte de terapia, un intento de hacer las paces con su propio cuerpo, hablar su mismo idioma. En el cuerpo pensaba cada día y cada día trataba de quererlo. Lo de quererse de pies a cabeza era imposible, por mucho que se esforzase, por lo que decidió que, para empezar, intentaría aprender a querer partes sueltas de sí misma y después, si había suerte, las ensamblaría en un todo.
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