Prosa completa de Alejandra Pizarnik
>> Yo estaba predestinada a nombrar las cosas con nombres esenciales. Yo ya no existo y lo sé; lo que no sé es qué vive en lugar mío. Pierdo la razón si hablo, pierdo los años si callo. Un violento arrasó con todo. Y no haber sabido hablar por todos aquellos que olvidaron el canto... (Toca el silbato. Entra Car, quien se detiene junto al triciclo.) ¿No eras el ausente? ¿No anunciaste que eras el iro? CAR: ¿Para qué hablamos si no hay ningún silencio que romper? SEG: Muchacho literario, ¿qué vas a hacer sin mí en esta vida con dientes de tigre? CAR: Aquí no se vive ni se sueña. Tampoco se ama. |