Prosa completa de Alejandra Pizarnik
-Mi miedo al dar a la vida un solo adjetivo. -Siempre tropiezo en mi plegaria de la infancia. -Siempre así: yo estoy a la puerta; llamo; nadie abre. -Le dije cuanto había en mi corazón. -Por eso huyó, ¿verdad? -A la hora de morir uno canta para sí, no para los demás. |