La otra verdad de Alda Merini
Pero las verdaderas víctimas somos siempre nosotros, porque una vez que regresamos a casa siempre sentiremos que nos echan en cara la hospitalización como un hecho jurídico y no como una enfermedad. En síntesis, el enfermo está un peldaño más alto en relación a aquella persona que ha estado en prisión.
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