El verano de Albert Camus
La desesperación es silenciosa. Hasta el propio silencio guarda un sentido si los ojos hablan. La verdadera desesperación es agonía, tumba o abismo. Si habla, si razona, sobre todo si escribe, inmediatamente el hermano nos tiende la mano, el árbol se justifica, el amor nace. Una literatura desesperada es una contradicción en sus términos. (El enigma) |