La muerte de Vivek Oji de Akwaeke Emezi
No soy lo que todo el mundo cree que soy. Nunca lo fui. No tuve boca para concretarlo en palabras, para explicar lo que no iba bien, para cambiar las cosas que notaba que necesitaba cambiar. Y cada día costaba. Costaba caminar por la calle y saber que la gente me veía de cierta manera, saber que se equivocaban, que se equivocaban tan rotundamente que mi yo de verdad era invisible para ellos. A sus ojos, ni si quiera existía. Y yo me pregunto: si nadie nos ve, ¿seguimos ahí? |