La muerte de Vivek Oji

Conmovida con Vivek y totalmente atrapada con esta trama que le impone ternura al misterio, en la que la fragilidad y el silencio envuelven a cada personaje, tan dolorosamente humano. Una ternura que se posa también sobre la violencia y toca los mandatos familiares y de comunidad; desviste el día a día de Nigeria, su idiosincrasia, norma y tradición, cuestionando sobre todo el papel de la mujer y el del hombre, las formas de la masculinidad, la religión y otras instituciones como el matrimonio.

Así como en Crónica de una muerte anunciada de Gabriel García Márquez, en este libro, Akwaeke Emezi nos avisa, ya en la primera página, que el personaje principal va a morir y mientras nos invita a descubrir la causa, construye este personaje sencillo y maravilloso, tan encantador y singular que de todas maneras sufres su muerte (te estremece como si no supieras que va a ocurrir). La historia se conoce desde su voz y la de otros personajes, Osita su primo y mayor cómplice, sus padres, sus amigas… quienes en cada capítulo arman el gran rompecabezas que supone esta lectura.

A diferencia de la obra de García Márquez, aquí sí interesa saber el cómo y el porqué de la muerte (en la novela del colombiano esto en un momento deja de importar y es lo que da, entre otras cosas, el valor al libro) y en relación a ello lo único que no me gustó tanto es que esperaba algo más grande, un suceso acorde al halo de misterio del personaje y a todos los secretos que rodean su historia, digo esto y luego pienso que la muerte no va de tamaño si no de forma y esta termina siendo bastante particular y mágica en su naturalidad.

Cuando este libro llegó a mis manos gracias a Babelio, no sabía mucho sobre él, es más, ni si quiera conocía a la autora, pero ahora que he llegado a él y he tenido el placer de leerlo he de decir que todo el mundo debería hacerlo, es doloroso, maravillo y duro a partes iguales.

No puedo decir mucho sobre la trama sin revelar nada pero lo que sí diré es que es un retrato perfecto de la sociedad de Nigeria y, en especial, de lo que tienen que soportar todas aquellas personas que no sienten atracción hacia el sexo opuesto.

Vamos a conocer a unos personajes magníficamente construidos, cuyas vidas giran en torno al protagonista: Vivek y, a través de la voz de su primo, Osita y de la suya propia, podremos conocerlo y empatizar con él, con su vida y con las circunstancias a las que se enfrenta solo por no ser como la sociedad exige que sea.

Sin duda, es una lectura que merece muchísimo la pena.

La muerte de Vivek Oji es una novela que da visibilidad a los ignorados, incomprendidos o rechazados.
La historia gira entre una narrativa en tercera persona a los capítulos en primera persona desde la perspectiva de Vivek y su primo Osita. La muerte de Vivek no es un spoiler, está en el título y se menciona en la línea de apertura de la novela, pero la imagen de la misma es incompleta y lentamente nos llega al final de la novela.
Ambientada en 1998, Vivek es llevado a casa desde la Universidad por razones no mencionadas, muy relacionadas con un problema de salud mental, el día que el dictador nigeriano Sani Abacha murió. Hay un llamativo paralelismo entre el sentimiento de libertad de Vivek para encarnar su identidad que crece con la aceptación de amigos cercanos y la esperanzas de libertad, ya que Nigeria celebraría sus primeras elecciones democráticas después de 16 años de dictadura militar.
La autora pone de relieves temas como la sexualidad, identidad de género y la forma en que la resistencia al progreso es dañina. También trata temas sociales, como la violencia hacia el colectivo gay, los disturbios que ocurren en el mercado y las tensiones entre los cristianos nigerianos y los musulmanes venidos del norte.
El panorama político se convierte en un campo minado para que los personajes naveguen mientras abrazan quienes son en un mundo siempre cambiante. Los personajes forman parte de una unidad familiar comunitaria, los hijos de las nigerianas: mujeres que fuera de Nigeria se han casado con hombres nigerianos. La autora presenta una sociedad patriarcal fuerte y obstinada donde los hombres tienen abiertamente aventuras o tienen una segunda familia con la esperanza de tener un heredero varón. En medios de estas condiciones, los jóvenes están creciendo adoptando estilos de vida mucho más inclusivos que sus padres. Hay un marcado contraste entre las creencias anticuadas de los padres que ven cualquier cosa como un signo de la mala salud mental y la juventud que está mucho más receptiva. Los jóvenes rechazan las normas establecidas de la heterosexualidad como única opción y se apresuran a abrazar la diversidad.
Akwaeke Emezi tiene un don para la prosa, su lenguaje es fluido. Con una prosa fundamentalmente descriptiva, dejando muy poco margen al diálogo. Conserva una fuerte inclusión de la cultura igbo a través de las palabras y la sintaxis en el discurso del personaje. Sin obstaculizar la comprensión. Sabe elegir qué momentos de intimidad pueden ser los más relevantes para el lector, y se detiene mucho y en pasajes en los que comprendemos que algunos personajes son simplemente incapaces de entender a Oji.

Emezi lo ha vuelto a hacer y aún así ha conseguido pillarme por sorpresa. He llegado al punto final con la sensación de vacío, con la boca abierta y sin palabras. ¿Cómo describir todo lo que me ha hecho sentir? ¿Cómo plasmar lo que significa cada una de las palabras que forman esta novela?

«Un nuevo comienzo era lo mejor.
Era la misma razón por la que él había decidido no vivir en la misma ciudad que nadie de su familia. Los nuevos comienzos eran buena idea; era en esa separación donde cualquiera podía sentirse uno mismo y descubrir quién era al distinguirse de todos los demás.»

En esta novela se tocan multitud de temas con los que se aprende y con los que se reflexiona.
Familia y amistad. Lazos que unen de por vida y otros que se desdibujan. La familia que se elige.
Identidad personal. Ser quien quieres ser. Ser uno mismo por encima de todo.
Sexualidad. Represión. Aceptación. Apoyo. Libertad.
Colonialismo. Cultura, religión y diferentes creencias. Patriarcado.
Secretos y traumas. Muerte y duelo.

«La soledad es una emoción a la que llegas a acostumbrarte, y cuando eso ocurre cuesta creer que exista una alternativa mejor. »

A pesar de conocer el desenlace desde el principio no se pierde el interés en ningún momento. Se necesita avanzar y saber la historia de Vivek para comprender ese final. Comprender. Una palabra muy importante en esta historia. Muchos intentaron comprender a Vivek y su forma de ser, pero no siempre lo han hecho con éxito.

Vivek. Su llegada al mundo, ya marcada de por vida por culpa de un suceso. Su día a día. Su evolución, adolescencia y crecimiento personal. También su entorno y su importancia. Las personas que le han acompañado, abrazado y apoyado. Todos ellos personajes de los que se quedan dentro, con sus luces y sus sombras, con sus pros y sus contras.

«Ocurre que el amor y la culpabilidad a veces saben a lo mismo.»

Un collage lleno de saltos temporales y con diferentes puntos de vista. Los últimos capítulos me han parecido magistrales. Realmente crudos y un tanto inesperados.
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La muerte de Vivek Oji arranca con el descubrimiento del cuerpo sin vida del personaje titular, abandonado frente a la puerta de su casa. A lo largo de la novela, la narración intentará arrojar luz sobre las circunstancias de su muerte... Y de su vida.

Mientras leía, no dejaba de pensar "me recuerda a Crónica de una muerte anunciada". Y, efectivamente, entre los agradecimientos al final del libro le autore reconoce su inspiración en esa obra. Ambas son novelas corales, y aspiran a reconstruir a través de múltiples voces no solo el acontecimiento que vertebra la historia, sino también la idiosincrasia del entorno sociocultural en que transcurren.

Y aunque las comparaciones son odiosas, tomar Crónica de una muerte anunciada como referencia me ha ayudado a entender lo que me chirriaba de esta obra: el intento (en mi opinión, fallido) de crear intriga. En la novela de García Márquez quién mató a Santiago Nasar o por qué es, al final, irrelevante. Lo que la novela refleja es de hecho el profundo absurdo de una muerte que una docena de personas podría haber evitado. Pero Akwaeke Emezi sí trata de dotar a la novela de un elemento de suspense, con la supuestamente misteriosa condición que aqueja a Vivek, o el contenido de las fotos, o la razón por la que desnudaron el cadáver... El problema es que personalmente ninguna de las revelaciones me pilló por sorpresa, y lo único que no vi venir es la forma específica en que muere Vivek (quizá porque es, francamente, anticlimática).

Pero este libro tiene muchos otros puntos a su favor: la interesantísima voz narrativa de Emezi, la mezcla de temas universales e intrínsicamente locales, tradicionales y de rabiosa actualidad; o un componente de denuncia social desde una perspectiva de profunda humanidad.

En conjunto, La muerte de Vivek Oji es una novela que atrapa y seduce y que se atreve a plantear cuestiones incómodas sobre la familia, el género, la fe o la pérdida. Y aunque no me haya parecido redonda, sin duda Emezi es une autore de quien estaré pendiente a partir de ahora.
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