La Familia Real de William T. Vollmann
No me opongo a -explicarla-, pues no la comprendo. Pero la quiero más que a cualquiera de los demás personajes de este libro, salvo quizá a Domino, y me niego a abstenerme de elogiarla: si los astrónomos y los éticos lograsen alguna vez demostrar que Dios se parece a ella, el descarriado y exhausto Caín no tendría que huir más.
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