Extraña gracia de Tessa Gratton
No puede oír la misma historia ahora sin recordar el momento exacto en que lo habían obligado a darse cuenta que él no era una hermana, no era una de las niñas. Porque le gustaba. Encajaba y tenía amigas, vestía faldas y era feliz. Y luego, todo eso le fue quitado. Extrañar ser una niña lo hizo sentirse un monstruo, como el mismo demonio. |