El jardín de las brumas de Tan Twan Eng
Escuché el viento y lo imaginé pasando de árbol en árbol, de hoja en hoja. Vi en mi mente las alas de un pájaro agitándose en el aire. Observé las hojas que se arremolinaban desde las ramas más altas hacia el suelo cubierto de musgo. Percibí los aromas del jardín: una azucena recién florecida; los helechos cargados de rocío; la corteza de un árbol desmoronándose ante el ataque voraz de las termitas, con su dulce perfume y un cierto matiz de humedad y putrefacción.
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