En llamas de Suzanne Collins
Ahora mismo podría ser el chico con el que me encontré en el bosque hace años, el que me acusó de robar de sus trampas. Vaya pareja que éramos: sin padre, asustados, pero también decididos a luchar con uñas y dientes por la supervivencia de nuestras familias. Desesperados, aunque ya no volvimos a estar solos después de aquel día, porque nos teníamos el uno al otro. Pienso en cien momentos pasados en el bosque, las perezosas tardes de pesca, el día que le enseñé a nadar, la vez en que me torcí la rodilla y él me llevó a casa a cuestas. Contábamos con el otro, nos protegíamos, nos obligábamos a ser valientes
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