Hercules Oetaeus de Séneca
Agarra sin cobardía la antorcha del Eta. ¿Por qué se ha estremecido tu derecha? ¿Esa mano despavorida ha huido acaso de un crimen impío? Devuélveme ahora mismo la aljaba, cobarde, inútil, indolente… ¡Vaya mano para tensar mi arco! ¿Por qué se asienta la palidez en tus mejillas?
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