La caricia de la medusa: Volume 11 de Óscar Millán Vivancos
Prologar es como abrir el apetito. El prólogo no es comestible, pero tiene que hacer apetecible el manjar que se avecina, ir adelantando su aroma irresistible, su color y buqué exquisitos, su seductora presentación en plato que incentive al lector a devorar la obra que tiene entre sus manos.
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