En caída libre de Lois Mcmaster Bujold
Leo pestañeó y tuvo que contener la respiración para esconder su sorpresa. El muchacho no tenía piernas. De los pantalones cortos salía un segundo par de brazos.
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En caída libre de Lois Mcmaster Bujold
Leo pestañeó y tuvo que contener la respiración para esconder su sorpresa. El muchacho no tenía piernas. De los pantalones cortos salía un segundo par de brazos.
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