Heredera de plata de Julia de la Fuente
La felicidad, además de engañarnos con vacuas promesas, nos vuelve confiados. Sintiendo lejano el peligro, nos descuidamos y el fatal desliz llega. Como el guerrero que a falta de enemigos deja de entrenar y cuando quiere volver a echar mano de su espada ha olvidado cómo empuñarla.
|