Fantasmas de Joe Hill
El mejor momento para verla es cuando el lugar está casi lleno. Está esa historia tan conocida del hombre que va a la sesión de madrugada de un cine y se encuentra la sala casi desierta. A mitad de la película mira a su alrededor y la ve sentada a su lado en una butaca que sólo unos instantes antes estaba vacía.
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