Un ideal, la figura del padre Nos situamos en Confederación un sistema de alianzas entre diferentes razas que se apoyan frente a dos amenazas comunes: la Plaga y la raza de los akari. Cabe decir también, que este estupendo sistema político persigue a los tecnos, androides de asistencia con apariencia humana. Sin embargo, esta alianza se efectuó hace ya mucho tiempo y la persecución es cosa de tecnos, así que lo que realmente importa a Edwart Roth es llegar a la capital de Confederación, Edmos, y encontrar a un antiguo amigo de su padre, Hurley Ansem. Tiene la esperanza de que este le dé trabajo en su tienda para exploradores para poder empezar una nueva vida lejos de la granja de su familia. En este contexto nos podemos imaginar cómo va a ir el primer día de este chico de provincias en la gran capital del universo. Todo lo que le pasa es poco y es que Edwart Roth, además de no saber nada del mundo más allá de Thyl, su planeta natal, tiene un carácter muy particular: es un moralista. Frente a él encontraremos a su jefe Hurley, una persona un tanto particular y con un humor de lo más cínico que hace encargos para la mafia del lugar. El motivo que impulsa a Edwart a adentrarse en los suburbios del sector 7 y entablar relación con Hurley y con la mafia está claro, ¿cómo podía ser mi padre amigo de esta gente? A partir de aquí la historia se lanzará en una aventura en la cual Edwart tendrá que desentrañar los misterios en torno al pasado de su padre, ya que no parece ser el explorador del ejército al servicio del estado que el muchacho presuponía. La imagen idealizada de su padre y la realidad se descuadran en la mente del chico, lo que le supondrá un propio análisis sobre quién es él y cuáles son sus ideales. En su camino se cruzarán un montón de personajes que se quedarán en la mente del lector y es que esta novela tiene algo muy importante, aunque parezca mentira por su extensión, todos los personajes, por pequeños que sean tienen una misión crucial. Los enemigos a batir, y no es spoiler ya que es lo normal, serán un sistema de gobierno corrupto y una compañía médica, Meta-Terch que tiene un papel bastante interesante en todo esto… La verdad, mi motor Una de las cosas que me mantenía pegada a las páginas de la novela, era esa idea de verdad que Edwart no podía dejar de echar en cara a todo ser con el que se cruzaba. Ya lo hemos dicho, el personaje es un moralista y bajo mi punto de vista el autor ha conseguido perfilar este tipo a la perfección. Cuando pensamos en esta característica pensamos en alguien que sigue sus principios (siempre buenos y loables) hasta el final, más o menso como Ned Stark. En esta novela no será así, los sucesos de su aventura serán para él golpes de realidad constantes, que pondrán a prueba sus convicciones y que harán que las cambie. Por eso he mencionado antes que es una novela realista, ya que el protagonista irá cambiando como lo hacemos nosotros, según las cosas que nos van pasando. En este sentido el autor no se ha cortado ni un pelo y dará a cada personaje más de un quebradero de cabeza, no tenemos por qué tratar bien a nuestras propias creaciones. Sin embargo, no será solo el protagonista el que tenga todo el peso de esta historia. Los secundarios de S. P. Sánchez tienen tal personalidad que no podremos dejar de saltar en la silla con ellos también. Desde Hurley hasta Halcón, pasando por Inner, Daphne, Ray, etc. todos y cada uno de ellos tienen un pensamiento complejo, atrayente para el lector que busca que los personajes sean más que meros ayudantes. Así que, así como Edwart exaspera por su ingenuidad y sus ideales, el resto destaca por su lealtad y autenticidad. Yo querría un amigo como Ray, por muy jefe de la mafia que sea. Con ellos me he reído, he gritado y he llorado cuando les han pasado cosas malas. Lo que los une es Edwart, pero lo que les hace permanecer unidos es su gran sentido de la responsabilidad y la familia. La confluencia de influencias Uno de los mayores halagos que se puede hacer a una obra es aceptar su influencia y utilizarla de manera inteligente en nuestras propias producciones. Muchas veces somos excesivamente críticos con la originalidad y es algo que, personalmente, me molesta mucho. Los clásicos están para alabarlos, aprender de ellos y honrarlos con nuestras palabras. Esto es lo que hace el autor de Historias de la confederación. Como hemos dicho al principio tiene lo mejor de lo que asociamos a la ciencia ficción: escenarios a lo Blade Runner, exposición de hechos como en el libro de La guerra de las salamandras de Capek y, sobre todo, tendremos Asimov. El empleo de la idea de fundación, de cómo se comportan los tecnos recuerda al clásico, pero lo coge lo reconvierte y lo hace suyo. A través de un lenguaje fluido, directo y muy cercano, consigue modelar los clásicos, llevarlos a su terreno y hacer una historia policíaca en un futuro lejano. Si a esto le añadimos lo que hemos dicho de los personajes, de su fuerza, y lo que hemos comentado sobre el tema del libro, la moralidad frente a la realidad, tenemos una obra muy completa y altamente recomendable. Ahora bien, advertencia, y esto es sin duda lo que más me ha gustado, no todo tiene por qué salir bien. ¡Disfrutad! Enlace: https://ellibroenelbolsillo... + Leer más |