El secreto del faro de Jean E. Pendziwol
Con el tiempo, he aprendido que la mayoría de nosotros somos solo espectadores de la vida. Mientras que aquellos que han permitido que los demonios los dominen - que han compartido lecho con ellos y han dejado que les susurren cosas al oído al despertar - son los verdaderos arquitectos de la vida, aquellos que construyen el mundo tal y como lo conocemos. Así, quizá por ese mismo motivo, siempre habitan un espacio donde son repudiados al mismo tiempo que reverenciados. ¿Quién decide cuándo han cruzado la línea entre el suplicio y el talento, cuándo empiezan a ser apreciados e inmortalizados? ¿Cuándo empieza a gustarnos lo que ven nuestros ojos y lo que oyen nuestros oídos? El genio y la locura ¿Qué va antes?
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