Jack London en el abismo de Gabriel Antonio Pombo
William Thick le consigue a Jack London una habitación “secreta”, un refugio en el cual poder regresar a reponerse tras sus correrías disfrazado de harapos. El alojamiento le cuesta seis chelines a la semana, lo que no parece, dado el estandar de la región, demasiado barato. En ese estrecho cuarto el joven -de entonces veintiséis años- ubica una máquina de escribir con la que podrá transcribir sus impresiones al regresar del Abismo.
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