Tierra sobre la memoria. de Estela Melero Bermejo
Seguramente Dios nos castigó por lujuriosos. Hemos hecho el amor de todas las formas posibles, he disfrutado de su cuerpo a mí antojo y le he dejado a él hacer lo mismo, ha sido como un veneno para mí. Cuando le tenía cerca, su cuerpo me atraía de tal forma que nunca he puesto freno a mis deseos. Hemos hecho cosas que nunca pensé que se podían hacer.
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