Pasaje a la India de E. M. Forster
Aunque Adela seguía manteniendo su fría actitud de maestra, ya no era ella la que examinaba la vida, sino que la vida la examinaba a ella; miss Quested se había convertido en un verdadero ser humano. - Entonces, ¿dónde va a ir? ¡Nunca nos libraremos de su presencia! - porque la muchacha no había despertado la simpatía de Hamidullah. Si se hubiera emocionado en la sala del tribunal, si se hubiera derrumbado, dándose golpes en el pecho e invocado el nombre de Dios, habría logrado atraer la imaginación y la generosidad de Hamidullah, que poseía ambas cosas en abundancia. Pero Adela había conseguido helar la mente oriental al mismo tiempo que le quitaba un gran peso de encima y el resultado era que Hamidullah difícilmente podía creer que fuera sincera, y, en realidad, desde su punto de vista, no lo era. Porque su comportamiento descansaba sobre la sinceridad y la justicia entendidas de la forma más fría imaginable |