La ladrona de la luna de Claudia Ramírez Lomelí
Sin poder evitarlo, una leve sonrisa escapó de los labios de Ezra. --Cuatro --dijo el ilardiano. ¿Eh? --¿Cuatro qué? --¿Creerás que estoy loco si te digo que llevo la cuenta de las veces que te he sacado una sonrisa? --confesó Bastian, sin dejar de mirarlo--. Con esta, van cuatro. |