La flor púrpura de Chimamanda Ngozi Adichie
No obstante, Jaja sabía lo que yo comía cada día ya que en la pared de la cocina había colgado un menú que madre cambiaba dos veces al mes. Aun así, me lo preguntaba. Era algo que practicábamos a menudo, nos hacíamos mutuamente preguntas de las cuales ya conocíamos la respuesta
|