Aristóteles y Dante descubren los secretos del universo de Benjamin Alire Saenz
Nos volvimos a reír. No podíamos parar. Me pregunté de qué nos reíamos. ¿Era solo por nuestros nombres? ¿Nos reíamos porque sentíamos alivio? ¿Estábamos felices? La risa era otro de los misterios de la vida.
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