El barbero de Sevilla: o La precaución inútil de Beaumarchais
Dejé Madrid y, con mi equipaje en bandolera, recorrí filosóficamente las dos Castillas, la Mancha, Extremadura, Sierra Morena y Andalucía; bien acogido en una villa, encarcelado en otra, y sienore por encima de las circunstancias; alabado por éstos, criticado por aquéllos; soportando el mal tiempo con la ayuda del bueno, burlándome de los necios, enfrentándome a los malvados, riéndome de mi propia miseria y haciéndole la barba a todo el mundo
|