Less de Andrew Sean Greer
Estábamos convencidos de que la única cosa cambiante éramos nosotros, la única variable en el mundo; de que los objetos y las personas de nuestras vidas están ahí por nuestro placer, como las piezas de un juego, que no pueden moverse si no es porque nosotros lo dispongamos, porque nuestro amor las fija en su lugar. Qué estúpidos.
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