Intersecciones de Ana Melgosa
Esa manía que tienen muchos hombres de pensar que las mujeres caemos rendidas a sus pies por el simple hecho de mirar con dulzura, dar cariño y querer sexo. Yo no estaba enamorada de Javier ni por asomo. No era yo la que le llamaba hasta cinco veces al día. Ni tampoco era yo la que le decía que escuchar su voz se había convertido en una necesidad. Me hace mucha gracia, hacen todo para enamorarte y luego te dicen que no lo hagas. Además, ¿quiénes se creen que son para decir eso? Yo me enamoro si me da la gana y si tú no me correspondes pues ya veré como lo soluciono.
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