Mi querido asesino en serie de Alicia Giménez Bartlett
La vida es extraña a veces, o para ser más precisa, es extraña casi siempre. No te das cuenta de que vas envejeciendo y de repente un buen día, frente al espejo, percibes que te han caído encima un montón de años sin comerlo ni beberlo. Aquella mañana me sucedió exactamente así. Salí de la ducha y, al peinarme, descubría la imagen de una casi cincuentona que me observaba. La muy descuidada tenía el pelo encrespado, la piel macilenta y cara de haber visto al diablo en persona. Era yo, yo misma pero con una edad que no sentía como propia. ¿Alguien me había lanzado un conjuro, o se trataba de la antigua y conocida maldición del Paraíso Terrenal sobre los seres humanos? Puestos a ser supersticiosos me decanté por el Génesis, con mucha más tradición y categoría que el del mal de ojo.
|