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La afirmación más relevante que he leído en este libro es, sin duda alguna, también de las más polémicas. Los animales no humanos NO son sujetos políticos. No en el mismo sentido que los humanos al menos. Y debería darnos igual porque lo importante es que, como seres sintientes, tienen una serie de intereses y preferencias que deben ser tenidos en cuenta ya que, al fin y al cabo, forman parte de nuestra sociedad. La cuestión central, por tanto, no debería ser la búsqueda de una armonía perfecta entre humanos y no humanos, si no de establecer una "relación estructurada" de estos conflictos. En este breve ensayo se esbozan algunas ideas interesantes y, aún más importante, propositivas sobre cómo abordar la cuestión animal dentro de la lucha ecosocialista. Una que supone, en última instancia, una revolución metabólica entre la naturaleza y el ser humano. |
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