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Cuando abres un libro y ya tienes la sonrisa puesta es buena señal. Si sigues con esa sonrisa cuando lo cierras es todavía mejor. de eso va hoy mi comentario. El día que abrí este libro ya iba predispuesta a dejarme llevar. Sabía que iba a leer relatos y que a la vez iba a viajar por toda la galaxia y más allá degustando platos y recetas de los seres más variados. Y tengo que agradecerles a ellos, a las gentes de Clakar, de Venturi o del mismo Kutz, que nos hayan hablado de sus vidas a través de la comida, como hacemos nosotros los terrícolas tan a menudo. Porque qué mejor que saborear un buen ramen de abraxas al vapor regado con un buen wylo de Ventury, o disfrutar de una suculenta ración de anchoas de Kutz con unas buenas cervezas Vigilante mientras nos cuentan las historias de las guerras veganas o conocemos porqué los Boarr de Warthog decidieron decir que no. Historias maravillosas de los seres más variopintos que acaban siendo tan cercanos a nosotros como nosotros mismos, con humor y con pasión, con amor y con generosidad, y con mucha mucha vida. No resulta nada dificil acabar de leer estas historias y desear saber muchas más cosas de esta galaxia tan cercana a nosotros que a veces parece parte de nuestro propio mundo. Porque de eso se habla en este libro: de la vida, el universo y todo lo demás. Si muchos de vosotros pensáis que habéis visto cosas que no creeríamos, que habéis viajado más allá de Orion o habéis visto rayos C brilar en la oscuridad cerca de la puerta de Tanhauser, este es vuestro libro. Mi recomendación es leerlo con la sonrisa puesta. El wylo de Venturi es opcional, aunque una cañita también estaría bien. al final os aseguro que os quedará un buen regusto digno del mejor ¡ Uhhh,mami! de toda la galaxia y resto del universo conocido y por conocer. |
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