Víctor del Alamo junto con la isla de El Hierro y el entrañable Omar nos regalan una caricia de brisa isleña entre lecturas. Con un vocabulario adaptado a las expresiones de entornos más juveniles nos introduce en una historia, que bien puedes creerla o no, pero que despierta el interés del protagonista quién busca similitudes entre su vida y la del pequeño Omar. Historias que nos llegan de nuestros mayores y que finalmente hacemos nuestras. Historias que nos guían en esas primeras experiencias dotándolas de naturalidad y allanando el camino hacia nuestra edad adulta. Omar el cangrejo, si bien formando parte de una leyenda, cobra vida real para acompañarnos en el proceso hacia la comprensión en torno a las diferencias y en la elección entre las opciones que se nos presentan. Con una edición delicada y cada una de sus páginas decorada con una pinza de cangrejo, del adorable Omar, me recuerda que como adulto debo visitar con más frecuencia la literatura catalogada como infantil y juvenil. Personalmente me llegó esa brisa de El Hierro. |