Un millón de gotas

Gonzalo Gil es un abogado un tanto mediocre que está a la sombra de su suegro, otro abogado de gran prestigio y con gran poder. El despacho de Gonzalo está en el mismo edificio que el bufete de su suegro, sin embargo, él sobrevive a duras penas. La vida que lleva su familia, colegios privados para sus hijos, una estupenda casa... es en gran parte gracias a su suegro. Es por esto que Gonzalo se siente un tanto frustrado y sin motivación.
Por otro lado se encuentra Laura Gil. Hermana de Gonzalo la cual se hizo policía e investiga un gran trama rusa de corrupción, falsificación, robo, pornografía y abuso infantil... y demás lindeces. Debido a ello, es amenazada hasta el punto en el que secuestran y asesinan a su hijo de ocho años, el asesino es Zinoviev, enviado por el jefe del entramado y la mafia rusa, la cual es denominada Matryoshca. Sin embargo, Zinoviev es asesinado de una forma brutal, con la foto del hijo de Laura clavada en el cadáver. Todos los indicios que señalan a Laura, cuando ella se entera, prefiere suicidarse antes que ir a la cárcel. Pero ¿quién ha sido? ¿Realmente ha sido Laura? ¿Ha sido otra persona incriminándola a ella?
Aparentemente se cierra todo el caso ahí, ya que parece que Laura se ha vengado del asesino de su hijo, pero Gonzalo recibe unas notas y el ordenador de Laura, en el cual se encuentran un montón de archivos en el que existen pruebas de una gran trama mafiosa rusa llamada Matryoshca. Sin embargo, esto no se queda ahí, dicha trama se entrelaza con la historia de la familia de Laura y Gonzalo, especialmente con la historia de su padre, Elías Gil un comunista republicano considerado un héroe, hijo también de un comunista y que estuvo muy ligado a Rusia.
¿Qué oculta la Matryoshca? ¿Qué tiene que ver el padre de Gonzalo?
Gonzalo decide investigar qué hay detrás de todo lo que dejó su hermana.
Es por esto que la trama va dando saltos en diferentes fechas, una en el 2002 y otra setenta años atrás.
En la fecha más actual el autor va narrando lo que le va sucediendo y lo que va descubriendo Gonzalo; y la fecha más antigua nos va narrando la vida de Elías Gil.
En cuanto a los personajes, todos son muy complejos. Prácticamente a casi ninguno le he visto una pizca de humanidad. Bien es verdad que las experiencias por las que pasan son extremadamente duras: campo de concentración estalinista (Názino), campo de refugiados en Francia a donde iban los exiliados, la guerra civil española, la segunda guerra mundial, nacismo... Y aquí es cuando la casualidad hace que en ese pasado Elías y los personajes de ese pasado siempre se encuentren de una forma un otra, un tanto inverosímil.
Personajes, como he comentado, muy fríos como si tuvieran siempre que sentenciar con cada cosa que dicen. Mucho odio y mucho rencor que sigue a pesar de los años y que pasa a sus descendientes, hasta el punto de que sus vidas corran peligro. Hace pensar que todo lo que han vivido no les ha servido nada más que para odiar y hacer que el resto también odie, como si todas las atrocidades ocurridas no hubieran servido de nada, ni se hubiera aprendido de ellas. Lo único que importa es la venganza, y ésta no es buena.

La verdad es que este es uno de esos libros a los que le tenía muchas ganas, pero que me ha decepcionado bastante. No sé si es porque en estos momentos no es exactamente lo que me apetecía leer o ha llegado en un mal momento.
Digo que me ha decepcionado, porque pensaba que iba a ser una novela negra como tal, pero no. El principio prometía bastante: el asesinato de un niño, una policía con un pasado traumático, sin ganas de seguir viviendo y que se va autodestruyendo poco a poco, todo ello combinado con una organización mafiosa rusa. Sin embargo, el hecho de que la lectura diera un giro de 180 grados para convertirse más histórica... y precisamente en todos esos momentos y tan crueles y dramáticos no me ha hecho mucha gracia. Por lo que hacía que mi interés bajase y me costase un poco su lectura, ya que la hacía más lenta. No digo, que en otro momento, me hubiera gustado más o que a otros lectores, ésto no les encante. Pero realmente no es una novela negra y no entiendo por qué la catalogan como tal.
Esto no significa que no esté bien escrita y bien documentada. Con un lenguaje fácil. Su lectura va cambiando de ritmo según los saltos de época que el autor va haciendo. Para mí, ha habido momentos muy rápidos y otros más lentos para que el final llegue a ser rapidísimo.
Es una novela buena pero no la recomiendo a las personas sensibles, ya que narra escenas muy duras y muy crueles de los campos de concentración y de las guerras.
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