Indira, una leyenda de promesas rotas

Cuando un libro en tan solo 230 páginas consigue transmitir tanto como lo hace “Indira. Una leyenda de promesas rotas”, realmente hay que quitarse el sombrero y desear que el autor siga deleitándonos en lo sucesivo. César del Rosal Rubio nos ofrece una novela capaz de transportarnos al mundo del circo a finales del siglo XIX, un mundo con sus propias normas, casi al margen de la cotidianeidad del universo exterior. Se trata de una obra autoconclusiva de la que perfectamente podría haber leído el doble de páginas para atrapar durante un poco más de tiempo ese sentimiento tan particular que me ha proyectado desde las primeras líneas.

Indira es una joven circense, pertenece desde su nacimiento a un mundo en el que se siente feliz con sus padres y toda esa extensa familia que es la gente que participa en el espectáculo cada día. Sin embargo, más allá de los avatares y algunos sinsabores que comparte especialmente con su amigo Louis, llegará una jornada muy particular en el circo, un momento en que un trágico suceso cambiará toda la vida de Indira. A partir de este acontecimiento, la joven conocerá una leyenda imparable, un misterio con una siniestra raigambre a la que Indira no podrá permanecer ajena.

Reconozco que lo que más me atrapó en un principio fue precisamente esa ambientación tan bien construida en torno al mundo del circo y la peculiaridad y disparidad de sus gentes, todos ellos con sus luces y sombras, pero especialmente ajenos a la realidad y normas del exterior. Desde el comienzo el libro me ha creado un estado anímico muy peculiar, me he encontrado entre soñadora y melancólica devorando la belleza de unas líneas escritas con un gusto indiscutible. Esa atmósfera ha sido creada con mucho mimo y para mi es el gran acierto de la novela; sin embargo, tampoco podemos dejar de lado a unos personajes a los que, a pesar de su brevedad, se llega a comprender, a querer y, en otros casos, a temer sus sobrecogedoras reacciones.

Conviene advertir que hay momentos muy duros, narrados en toda ocasión sin regodearse en la crueldad y que hacen comprender mucho mejor la historia de unos personajes hechos a sí mismos dentro de este mundo tan particular. Por otro lado, hay algo mágico en el libro que va ganando entidad poco a poco, esa leyenda que se despliega ante nosotros con la misma belleza de la atmósfera circense. Cabe señalar que este elemento mágico cuyo alcance acaba siendo sobrecogedor, se armoniza perfectamente con el hilo argumental sin chirriar en ningún momento esta parte más sobrenatural. Me ha encantado sumergirme en esta obra en la que las promesas tienen tanto peso, en esta trama de historias profundas que dejan su huella en el lector dispuesto a dejarse conmover por la fantasía más terrenal del circo y aquella más sobrenatural que se une a la anterior en una simbiosis perfecta.