Todo puede empeorar

Antes de comenzar, he de ser bien nacido, agradeciendo a autor y editorial el envío de este ejemplar.
¡Muchas gracias por colaborar conmigo!
Espero con ansias nuestra segunda aventura.

La mierda flota.
La vergüenza ajena también.
Después de este inicio, no queda otra. Todo puede empeorar.
O no.

Jamás pensé que estás primeras palabras pudieran servir, en una reseña, para ensalzar una verdadera obra maestra. Pero lo hacen.

Joaquín del Palacio está inmenso, en todo, con la dificultad añadida de convertir lo mezquino en una auténtica delicia inversa.

Sé que muchos de vosotros vais a sentir rechazo al leer la palabra surrealismo. No os engaño, lo hay, pero también reflexiones introspectivas de unos personajes que en su patetismo, son condenadamente humanos.

Tal vez, puedas incluso ver reflejado ante el espejo tu lado más miserable. En ese caso, espero que la similitud, sea en un bajo porcentaje, pero no hay esperanza. En mayor o menor medida, ¡te verás!

Todo puede empeorar es una tragicomedia que guarda la esencia de los clásicos enredos, pero con un lenguaje y ambientación actual.

Cuatro voces narrativas que coinciden en algunos hechos bajo sus distintas formas de sentir y actuar, sin que se te haga repetitivo. Es más, estás deseando saber su punto de vista.

Un conflicto universal. Amor y dinero, que cuando se juntan, sacan siempre lo peor de nosotros mismos.
Y un telón de fondo tan apocalíptico como el Covid, aunque este sirva únicamente como decorado.

Pedro es un ejecutivo publicitario que en un alarde de creatividad deja la multinacional donde trabaja para montárselo por su cuenta. Casado con Paula, otro ser detestable de los que, cuando el dinero no entra por la puerta, el marido sale por la ventana.


Loreléi es la propietaria de una poderosa empresa óptica. La mejor clienta de Pedro, pero su encargo no estará relacionado con el marketing sino en destruir la relación de su hermano para salvaguardar su patrimonio. Con grandes problemas de autoestima y costumbres sexuales poco saludables como castigo.

Angie, inmigrante psicóloga argentina, trabaja de camarera en un club social de alta alcurnia busca un príncipe que le mantenga, aunque este sea verde.

Ferrán, hermano de Loreléi. Hombre rico sin oficio pero con beneficio. Mantenido, amante de la noche y sus excesos con quien viviremos situaciones tan delirantes como embarazosas.

Escrita con buen humor y letra, la obra pasa de lo absurdo a lo profundo con una armonía asombrosa, donde lo vergonzoso se convierte en literatura de altos vuelos.

Sirva como ejemplo el que entre sus páginas encontraremos el peor beso de la historia, narrado de manera magistral.

Una orgía de seres miserables, humor, repelús y vergüenza propia y ajena, donde los comportamientos más detestables maridan a la perfección con el veneno literario que todos llevamos dentro.


Y por si fuera poco, el final es apoteósico.
¿Keno?

¡Tienes que leerla!