Entonces supe que iba a morir

Una novela negra que no podrás soltar y de la que no saldrás ileso.

Hacía tiempo que una novela no me atrapaba como lo ha hecho esta. Desde las primeras páginas ya necesitaba seguir leyendo para ver cómo se iba desarrollando la historia. Tal era la necesidad que tenía de continuar la historia, que hice algo que rara vez hago: reservé varias horas de la tarde para leer, y cumplí con lo previsto: cogí el libro y no lo dejé hasta que lo terminé.

El libro se inicia cuando aparece gravemente herida una joven a la que, además de haber apuñalado, la han violado. Lo que en principio parece ser un caso aislado resulta ser mucho más, pues junto al cuerpo de la joven aparece una pequeña bola de billar americano con el número tres. ¿Será la tercera agresión de alguien, será una casualidad, lo habrá dejado para despistar…? A partir de este momento comenzará toda una labor de investigación que traspasará las fronteras nacionales y que requerirá la colaboración ciudadana.

Además de la temática propia de una novela negra, he de destacar el peso que se les da a las mujeres en la historia, a cómo se hace alusión a la imagen que muchas personas tienen todavía de nosotras (condenándola) y al papel que para ellos desempeñamos en la sociedad.

Los personajes están perfectamente construidos, pues tienen unas personalidades y caracteres consistentes durante toda la novela. No puedo decir que haya habido alguno que no me haya gustado, pero he empatizado sobre todo con Rebecca, una mujer con una pequeña coraza que poco a poco irá abriendo. Valoro mucho el encontrarme en un texto con personajes que me simpatizan y que siento cercanos, pues eso hace que me sienta mucho más dentro de la historia.

En cuanto a la prosa del autor, la novela está perfectamente escrita, pero a la vez de una forma sencilla y ágil, prescindiendo de descripciones insustanciales y que lo único que lograrían sería ralentizar la lectura. Además, está escrita en primera persona (narrada por diferentes personajes), lo que hace que el ritmo no decaiga en ningún momento.

El texto se divide en cuarenta y dos capítulos breves titulados con el nombre del personaje que lo protagoniza y el título en sí mismo. Estos capítulos cortos, unidos a una prosa ágil y al hecho de que los protagonistas se intercalen, hacen que sea muy difícil dejar su lectura para continuarla más tarde.

En definitiva, se trata de una novela negra escrita por un autor español y ambientada en España, pero que está a la altura (y por encima) de muchas novelas negras de cierto renombre que discurren en el norte de Europa.

Una historia totalmente recomendable para los lectores de novela negra.