Este es un relato trágico, el sufrimiento del protagonista es una constante; Gil Gil último descendiente de una generación de zapateros, queda huérfano de madre al nacer, a la edad de 14 años pierde al que cree su padre; es aquí cuando conoce que es el hijo bastado del duque de Rionuevo quien lo lleva a vivir a su palacio; la esposa de éste, una mujer intransigente hará lo imposible para echarlo y ese momento llega al fallecer el duque... Gil Gil se ve de nuevo en la calle y separado de su gran amor, Elena, hija del duque de Monteclaro, quien por su parte se verá obligada a viajar a Francia. Ante tanta desesperación no ve más salida que el suicidio; momento en el que la figura de la muerte hace acto de presencia, logrando que se entable entre ellos una extraña relación Una historia con un halo de misterio que me sorprendió por lo inesperado del desenlace y la certeza final de lo que en realidad sucedía. Me sobró la elevada carga religiosa, como siempre me pasa cuando está metida la religión, pero la época manda y dentro de esa realidad hay que ubicarse |