Comenzamos el relato en 1992 y nos encontramos con que la familia Faldérault ha cambiado. Pierre y Mado están jubilados, la mayoría de sus hijos se han independizado y ya solo solo permanece en casa la pequeña Pépète conviviendo con el matrimonio. Por ello han puesto a la venta su L4, compañero de veranos y fatigas, y apodado, cariñosamente, por el padre de familia como Don Bermellón. Más rápido de lo esperado, el automóvil encontrará un simpático comprador, lo que llevará a Pierre a recordar aquel primer viaje que realizaron juntos. En los años sesenta, cuando solo tenían dos pequeñas, decidieron invitar a los padres de Mado a compartir veraneo, convirtiendo lo que iba a ser una bucólica acampada en una aburrida visita a Saint-Étienne. Esto nos permitirá conocer a la férrea abuela Yvette, amante de la Guía Micheline, y al adorable abuelo bolita y sus ansias por las patatas fritas. En Los buenos veranos. 3. Don Bermellón (Norma Editorial, 2018), de Zidrou y Jordi Lafebre, también nos encontramos con los verdaderos lazos, secretos y sacrificios que los miembros de la familia debieron realizar en algún momento. Y con el aprecio que estos, finalmente, reciben. Desde el amor. Y con amor. Como cada uno de los maravillosos, y evocadores, volúmenes de esta saga. Enlace: https://www.instagram.com/mi.. |