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Hace justicia a su título: se centra en el estudio de la novelística del XIX y su influencia política e ideológica. Analiza en especial a los folletinistas de mediados del XIX, Ayguals de Izco, Fernández y González, Escrich, casi todos de ideología obrerista y presocialista. Estudia cómo se utiliza la novela popular como herramienta de concienciación política de las clases más desfavorecidas. Opone a estos autores de tendencia más izquierdista a Fernán Caballero, que representa los valores católicos y el tradicionalismo más rancio. Es evidente con quien simpatiza la autora. Critica a Fernán Caballero como aleccionadora y predicadora pero defiende y “pone en valor” a los folletinistas, aunque los considera subliteratura. Parece que los valores estéticos sólo son tenidos en cuenta por la generación siguiente: Galdós, Valera y demás realistas.
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