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Marv Wolfman explica en su prólogo que este es el mejor cómic que ha escrito de Supermán. Y no solo eso, afirma que tal vez esté entre los mejores cómics que ha escrito nunca. Semejante subida de hype no es buena. Sobre todo porque existe un riesgo alto de darse el batacazo. En esta historia se narran las primeras semanas de Clark Kent en Metrópolis. Si algo se puede valorar de esta historia es la honestidad que destila. El personaje es sencillo y honesto. Un Dios consciente de sus poderes y que solo anhela encajar y hacer las cosas de forma adecuada. Que nadie espere un guion espectacular. Ni siquiera unos momentos espectaculares, porque no los tiene. Se trata de una historia muy sencilla, contada de forma agradable, pero a la que le falta algo de chicha. Y no, no me refiero a acción. Me refiero a emoción. El dibujo de Castellini es bastante bueno, moderno pero a la vez con un toque muy ochentero que particularmente me gusta. No entorpece y tiene una gran caracterización de personajes, y eso ya es bastante decir dado lo que se está publicando en género superheroico. En definitiva, un cómic decente y correcto que, en mi opinión, está sobrevalorado por su propio autor, cuyo prólogo te hace buscar algo que en realidad no vas a encontrar. |
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