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Crítica de CARMINA


CARMINA
28 January 2019
Aunque me ha gustado el libro, es de esos que creo que le han faltado páginas, la historia abarca casi un siglo entre el presente y el pasado y hay hechos que se dejan muy en el aire, siendo el lector quien tiene que rellenar lagunas con su imaginación, por lo que si ya suelo mantener que dos lectores no leen un mismo libro, en este las probabilidades se multiplican hasta el infinito, porque cada uno puede tejer la hipótesi o hipótesis que más se adecuen a sus intereses, o a su bagaje cultural.

La autora realiza un trabajo de ambientación magistral uniendo tres continentes que entre sí tienen poco en común, la vieja Europa, (Londres), África (Kenia) y América (Nueva York), al mismo tiempo realiza un recorrido histórico en el que tiene cabida la primera guerra mundial, la segunda... Retrata las encorsetadas relaciones sociales de la Inglaterra de principios del siglo XX, y el papel de la mujer en estos años, poco más que floreros...
Una soberbia ambientación:

No se puede negar que la autora maneja como pocos los escenarios, dotándolos de tal realismo que no nos es difícil imaginarnos como parte de la infancia de Bea y Addie, en esa casa aristocrática donde el protocolo ganaba espacio a la naturalidad y la espontaneidad, donde los niños vivían confinados en la habitación de los juegos al cuidado de una niñera casi las veinticuatro horas del día. Lauren Willig retrata la época eduardiana en sus costumbres, en su vestimenta, en las frías relaciones entre hombre y mujer, no tan extrañas en los matrimonios de conveniencia, y también entre los padres y sus hijos, como si darles cariño pudiera malograr sus perspectivas de futuro.

Las fiestas y las presentaciones en sociedad se nos muestran de forma fidedigna, también la pena que sentían por aquellos que contraviniendo los deseos de la familia se casaban por amor sin tener en cuenta la posición social de marido... Y después estaba Addie, siempre a la sombra de Bea, ilusionándose con lo que nunca sería para ella porque su tía no la veía más que como una pariente pobre a la que había que soportar.

Si la época eduardiana es interesante no lo es menos el retrato que hace de Kenia, de sus polvorientos caminos, de su sobria confortabilidad, de sus deficiencias en servicios médicos, higiénicos, en sus escasas posibilidades de diversión, no es extraño que Bea se ahogara en ese ambiente. Pasear por los cafetales, ir de safari, volar en avión... todo ello es posible a través de la pluma de la autora.

Quizás la visión que tenemos de la Nueva York cosmopolita sea la más pobre, a pesar de todo con Clementine podemos pasear por el parque y ver el paisaje desde la ventana de la casa de la abuela o bien desde su apartamento. Lo mismo sucede con el Londres de la actualidad, que la autora representa con unas finas pinceladas que nada de interés a la historia en este plano aporta.

Una historia en zig zag...

La autora no sigue un planteamiento lineal en esta novela, contra todo pronóstico la historia comienza en 1926, con el viaje que Addie hace a Kenia para reunirse con Bea y su marido después de cinco años de
incomunicación. La belleza de las descripciones de la autora hace que empaticemos con Addie de forma inmediata. Quizás lo que pretende con el prólogo es situarnos en una historia poco convencional que nos va a obligar a dar continuos cambios del presente al pasado, sin embargo están tan bien enlazados que el lector no se pierde en ningún momento.

La historia de una familia tiene zonas de luces y sombras, secretos nunca desvelados y otros conocidos a medias, grandes amores y también grandes desilusiones, traiciones y fidelidades encubiertas y todo ello es fácil de encontrar en Asford Park.

El libro cuenta con un prólogo que comienza con el viaje de Addie a Kenia, y dos partes, la primera se titula Ashford Park, y la segunda Kenia. Ello da la medida de los escenarios que podremos encontrar, y el tercero, el de la actualidad se entremezcla en ambas partes.

La primera parte comienza con el cumpleaños de Addie, pocos llegan a los 99 años, idolatrada por su nieta, querida por su hija mayor y denostada por la pequeña, Addie es una mujer compleja que guarda un secreto durante 70 años, quizás la que peor encaja la revelación es Clemen. Para conseguir que no nos perdamos cada vez que cambia de escenario la autora nos sitúa en la ciudad y en la época, también el cambio de escenarios nos ayuda, puesto que viajar a principios del s. XX en Gran Bretaña tiene su aquel.

Lo que más me ha sorprendido son los cambios temporales, cada parte a su vez esta dividida en capítulos y cada uno de estos se desarrolla en un tiempo distinto, el final de un capitulo enlaza con el siguiente, dándole continuidad y coherencia, y uniendo de esta forma pasado y presente, los recuerdos de la abuela Addie, las investigaciones de Clemen o las revelaciones de Ana i Marjorie.

A veces entre un capitulo y otro no se producen saltos temporales, pero igualmente la unión entre ellos es sutil

¿Es mio? (Pág 236)

Londres, 1921

No seas abominable_ espeto Bea
Addie apenas la oyó. Las unicas palabras que el imporban eran las de Frederik.
"¿ Es mío? (Pág 237)

Y otras los saltos temporales se producen en el mismo capitulo sin ese enlace temático

La segunda parte, desarrolla el prólogo, ese viaje a Kenia que Addie imaginaba de otra forma, en la que llevaba sueños y en el que descubrió que nunca podría volver a su anterior vida.

La historia más interesante a mi modo de ver es la que se desarrolla en el pasado, de Addie en el presente a penas queda nada, una mujer que se va apagando poco a poco, una hija entregada que la defiende y otra desairada que la ataca y pretende destruir cualquier respeto que pudiera sentirse por ella.

Ashford Park desarrolla la infancia de Addie y Bea, su adolescencia, como la Gran Guerra truncó su puesta de largo y las secuelas que tuvo en los jóvenes a los que conocieron. Los errores que ambas cometieron, y el final de una bonita historia de amistad, o eso pensaba yo... En Kenia una Addie adulta se enfrenta a su mayor fantasma, un amor no correspondido o eso pensaba ella, a una vida diferente a la de Londres, más acorde a su forma de ser que a la de su prima, una tragedia que cambia la vida de los personajes, y una certeza que la llevara a investigar años después...

El nexo entre pasado y presente es Clem, la hija de Marjorie, y la nieta de Addie, una muchacha a la que prácticamente ha criado, a la que ha intentado modelar, y que no pasa por el mejor momento de su vida personal y profesional, y en medio de la debacle descubre un secreto guardado durante 70 años que somueve los pilares de su existencia.

Con ganas de más...


Casi cien años de la vida de una persona, no se pueden ventilar en 430 páginas. Cómo he dicho al principio hay novelas a las que le sobran páginas y a esta perfectamente le faltan unas doscientas más. Muchos sucesos quedan en el aire y la autora jamás cierra la historia, un buen día Bea desaparece, ¿se nos da una versión pero es esa la real? Sabemos que el caso se cerró en falso...

En el presente nos encontramos con un imperio dirigido por Addie, pero nunca sabemos como llegó hasta el puesto que ostenta, en una época en la que las mujeres no tenían el acceso al éxito de forma fácil, Addie es una mujer extraordinaria pero alguna explicación nos merecíamos los lectores y no las someras pinceladas que la autora tiene a bien ofrecernos.

El periodo histórico en el que se desarrolla abarca las dos guerras mundiales y por ambas se pasa de forma somera, solo mencionándolas, con poco calado y seguro que dado la importancia que tuvieron somovieron los cimientos de la sociedad tal y como estaban establecidos, quizá esto es más patente en la Primera Guerra Mundial.

A veces menos es más, pero otras veces menos es menos, y en esta ocasión se echa en falta una mayor profundización en ciertos episodios de la vida de las protagonistas, por temor a los spoilers lo dejo aquí.

Personajes con carisma:

Lauren Willing hace una buena labor en este campo, todos los personajes están bien dibujados, en ocasiones incluso los secundarios o aquellos que son omniscientes como los padres de Addie, de todos ellos el lector puede hacerse una idea. Muchos son los que circulan por esta novela pero me voy a quedar con unos cuantos

Addie: Tanto de niña, como de mujer es un personaje carismático que evoluciona a la par que la historia. Criada de forma humilde su vida cambia cuando sus padres mueren atropellados y se hace cargo de ella sus aristocráticos tíos. Su llegada a Ashford Park se ve dulcificada por la presencia de su prima Bea que la acogerá bajo su protección. Addie se convertirá en su sombra, casi no tendrá derecho a pensar ni a actuar. La entrada en la edad adulta de ambas supone un primer punto de fricción, Bea contrae matrimonio y Addie se convierte en su dama de compañía, sin embargo esta la tiene como un objeto de su propiedad impidiéndole tener vida propia. Con la huida de Bea la vida de Addie da un vuelco se libera del yugo de su tía y comienza a hacerse autónoma y fuerte, a sembrar la mujer que es en la ancianidad y que tanto he admirado hasta el final.

Bea: Hija de los Gillecote, tan hermosa como caprichosa y malcriada, una mujer posesiva que no sabía retener a las personas a su lado, quizás la más fiel de todas fue Addie. Su vida va hacia la deriva desde el principio. No le guardo mucha simpatía al personaje, no he logrado entenderla, ni empatizar con ella.

Marcus: El aristocrático marido de Bea, el que se lleva el Trofeo de la temporada de bailes para darse cuenta del error cometido. A pesar de todo su comportamiento aunque propio de la época es censurable, dicen que en el error uno encuentra la penitencia, y Bea jamás salió de su pensamiento.

Frederick: Desde el primer momento es un personaje al que se le coge simpatía sin embargo las secuelas de la Primera Guerra Mundial lo convierten en alguien hosco, desagradable y le llevan a cometer un gran error que pagará caro... Exiliado en Kenia monta un negocio cafetero y no logra ser feliz hasta la llegada de Addie, un fatal accidente allana el camino hacia la felicidad y en el presente su imagen se desdibuja tanto como la de Bea

Marjorie: Madre de Clem, hija de Frederick y Addie, al menos eso es lo es que piensa la propia Clem, defiende a Addie de cualquier ataque de Ana, guarda en la memoria todo lo que le debe a esta mujer que no es poco. Lucha porque su hija tenga una formación, y consigue verla bien situada.

Ana: Un personaje poco amable siempre a la greña con su hermana Marjorie, intentado desacreditar a Addie...

Clem: La nieta de Addie y la gran protagonista de la historia presente. Abogada con un éxito laboral que se tambalea y un desastre en las relaciones amorosas, tiene a sus abuelos de referente y por ello quizás se siente más desgraciada. Ciertas revelaciones unidas a un bache sentimental y laboral llevaran su vida al límite y se preguntará en más de una ocasión quién es.

John: Hijastro de Ana, anda a la greña con Clem por un asunto del pasado que el lector terminará descubriendo. Tiene a Addie por su abuela aunque nada tiene que ver con ella. Historiador conoce parte de la historia de la abuela y ayudará a Clem a recomponer el puzzle de su vida.

No son todos, pero aquí cierro yo mi lista, para mi son los principales, puede que alguno de ellos sea incluso un secundario de lujo al que yo le haya dado más importancia de la que tiene.

Conclusión:

Si me has seguido hasta aquí, verás que esta novela no es redonda por los flecos que deja sueltos, para mi son demasiados y se hubieran podido solucionar con unas páginas más, sin embargo en conjunto es una buena historia, engancha, sitúa bien al lector tanto temporal como geográficamente y logra mantener su interés a lo largo de sus páginas, y ello ya es todo un logro cuando la novela no tiene un desarrollo lineal.

Los personajes están bien dibujados y perfilados, la autora no deja nada al azar a unos nos los presenta físicamente y a otros psicológicamente y si resulta de interés para el desarrollo de la trama nos los presenta en ambas vertientes, dándoles unos matices muy ricos, aunque estos personajes son los mínimos, yo diría que como mucho cuatro personajes están tratados de esa forma y al final se puede establecer un paralelismo entre ellos, pero lo dejo ahí...

Ahora depende de ti dejarte seducir por la Inglaterra eduardiana, por la polvorienta África y por la cosmopolita Nueva York...

Enlace: https://detintaenvena.blogsp..
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