Naturaleza muerta, un bodegón es lo que es esta novela, una imagen en la que unos cuantos seres interrelacionan sin llegar a tocarse con un muy apropiado desierto como paisaje de fondo y donde hay vivos que, si bien lo sospechan, aun no saben que están muertos, y muertos que, queriéndolo y sin querer, aun no han empezado a vivir, aunque (casi) todos se empecinen en seguir viviendo. “Todo tenía pinchos o ganchos. Todo tenía hojas dentadas o puntiagudas. Todo crecía a la defensiva, con fiereza, obcecado en vivir.” Una letra muy interesante, cuya música no ha conseguido llegarme… aunque no descarto que simplemente se deba a que aún esté de camino. |