Es difícil valorar una obra tan breve en su extensión, pero este cuento, a modo de parodia de la clásica historia de castillos encantados, ha logrado sacarme la sonrisa, Wilde tiene un estilo particular de narrar esta historia que hace que siga disfrutando mientras descubro su obra. La familia americana que recién conoce al fantasma protagonista es diferente a los anteriores moradores vivos de la mansión y ahí está la gracia, pero el relato mantiene un aire gótico encantador...
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