La hija del optimista

Ganadora en 1973 Welty relata con elegancia y sencillez como Laurel que vive en Chicago vuelve a Mississippi porque su padre, el juez McKelva debe ser operado de un desprendimiento de retina, pero algo se complica y termina falleciendo.
Todo el pueblo se vuelca con Laurel que también perdió a su madre hace años y a su esposo Phil en la guerra mientras que desdeñan a Fay la nueva esposa del juez, más joven que Laurel, egocéntrica, contestona, impertinente y tremendamente egoísta que abandona la casa durante unos días para refugiarse en su propia familia (tremenda por cierto) indicando a Laurel el día que regresará para que ésta abandone su casa, porque es suya con todo lo que hay en el interior.
En esos días Laurel revisando la casa de su infancia y los objetos que hay en ella hará un viaje a su pasado, recordando su vida, y dándose cuenta de que "el pasado no reside en los objetos sino en el recuerdo de los que amamos" y así se descubrirá a sí misma y será consciente de su soledad a la vez que se hace más fuerte para afrontar la vida que desde entonces va a llevar.

Sublimes los diálogos de los distintos y muy peculiares personajes que nos muestran la sociedad de la época. Maravilloso el estilo íntimo, melancólico y profundamente emotivo sin caer en el dramatismo, con el que se van sucediendo sus recuerdos haciendo que la historia fluya con naturalidad.
Entrañable esta lectura que os recomiendo muchísimo y que me ha parecido brillante. Un merecidisimo Pulitzer.
Súper recomendada.
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