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El verano y el calor siempre me hacen tirar hacia lecturas ligeras, de esas que se leen en una tarde. Y, sobre todo, me hacen tirar hacia los cómics, no sé muy bien por qué. Así que el domingo pasado cogí este que tenía en la pila y me lo bebí de un sorbito. Os cuento un poco de que va: Bárbara es la capitana del club de fútbol de las Rosas de Rosigny. Está en su último año de instituto y el fútbol es su pasión, se desvive por el equipo. Esta temporada, las Rosas están peleando para poder clasificarse para el Campeonato Nacional de fútbol. Entrenan duro para demostrar que el fútbol femenino vale lo mismo que el masculino. Sin embargo, el club en el que juegan tiene problemas de financiación, y, ante la necesidad de hacer recortes en gastos, deciden dejar de lado el equipo femenino, a pesar de que entrenan mucho más duro y le ponen mucho más ganas que el equipo masculino. Así, Bárbara y sus compañeras de equipo empiezan una pelea para demostrar que su equipo merece seguir adelante, mientras se enfrentan al mundo machista en el que viven. Y no cuento más para no hacer ningún spolier. Me ha gustado un montón, sobre todo porque no es una historia complaciente, sino que refleja la pura realidad. Lo mucho que tenemos que pelear y demostrar las mujeres en todos los ámbitos de la vida para ser consideradas siquiera valedoras de apoyo, ya no te digo el ser consideradas igual de válidas o mejores que los hombres. Y este cómic muestra lo mucho que las estructuras machistas condicionan la vida de muchas, de muy diversas maneras. Además, el dibujo de la autora me ha encantado, con esos colores planos de rotulador, esos cielos rojos y rosados y los mofletes de Bab, tan llenos de emociones. |
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