El chico de la comunidad

“El chico de la comunidad” de Marie von Ebner-Eschenbach

El matrimonio Holub, Martin y Barbara, llegó a la parroquia de Kunovic hacia finales de junio de 1860, con sus dos hijos, Pavel de 13 años y Milada de 10. La familia, pobre, se mantenía gracias al trabajo de la mujer y del hijo mayor, ya que Martin, el padre y marido, siempre estaba en la taberna borracho, y encima al llegar a casa todos sufrían maltrato por su parte. Un día tras un altercado, encontraron asesinado al párroco de la aldea y todo apuntaba a que había sido Martin Holub. Durante el juicio, Martin acusaba a su mujer de ser la asesina, y ella no se defendía, quizás por miedo, solo respondía diciendo “lo que diga el hombre”, pero al final a él lo condenaron a muerte y a ella a la cárcel por no negar su participación durante el juicio. Pero entonces ¿qué iban a hacer con los niños? La pequeña y dulce Milada pasó a estar bajo la tutela de la baronesa del lugar, pero del hijo mayor Pavel nadie quería saber nada. Entonces desde este punto él se convierte en el protagonista de la historia. Sufre primero la separación de su hermana a la que tanto quiere, para seguir sufriendo la burla, el desdén, las mentiras que le atribuyen a su persona… los prejuicios que la sociedad tiene sobre él por el delito cometido por su padre. de nada sirve que él intente mejorar como persona y se esfuerce en cambiar la opinión que los demás tienen de él, porque ya está marcado. Y mantiene una constante lucha interna entre aceptar su destino y el querer cambiarlo. Solo tiene ayuda y consejo del profesor de la escuela, que lo comprende y cree en él.

Esta novela fue escrita en 1887 y no ha sido hasta ahora que la editorial Funambulista la ha traducido al español. Yo no conocía ni la historia ni a la autora, pero gracias a una convocatoria de Masa Crítica de Babelio, ha sido posible. Me ha gustado mucho, se lee muy bien, y me ha atrapado desde el principio, por lo que he sufrido con Pavel desde el principio todas las injusticias que ha ido soportando por estar marcado por los prejuicios y por los actos de su familia, en los que él no tenía nada que ver.