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Adriana es una chica tímida y con una autoestima no muy alta. Ella lleva una vida tranquila, amiga de sus amigos y familiar. Donde su mayor preocupación está en encontrar un empleo. Por otro lado, tenemos a Víctor, un chico independiente, guapo, que no deja indiferente a las mujeres, un seductor nato. Él es conductor de autobuses, pero por las noches tiene un trabajo bastante peculiar. Se conocen cuando ella sube al autobús que él conduce. Entre ellos desde el primer momento salta una chispa. Aunque ambos piensan que no van a volver a verse. Pero por casualidades de la vida ellos vuelven a encontrarse. ¿Podrían abrir su corazón y darse una oportunidad? La trama es muy sencilla, chica conoce a chico y entre ellos surge algo nada más verse, lo que se conoce como instalove. A pesar de que no es un cliché que me guste especialmente en esta historia se produce de forma natural, se va desarrollando con la historia. Los personajes son muy interesantes. Víctor a pesar de ser un don Juan te roba el corazón se le ve buen chico. Aunque el personaje de Adriana es el que más me ha gustado, he empatizado mucho con ella, no es la típica chica fuerte que aparece en la mayoría de las novelas. Es una chica tímida con muchas inseguridades, lo que hace que me sienta muy identificada con ella. En general todos los personajes secundarios aportan algo a la historia, pero con su amiga Yoli es con quien más me he reído, va arrasando por donde pisa. Es una historia sencilla, que lee bastante rápido, con la que no te vas a comer la cabeza y te ayuda a desconectar a pasar un buen rato. A pesar de ser el primer libro de la autora me ha gustado mucho, espero leer algo más de ella. La única pega que pondría es el exceso de protagonismo que se le da al tabaco, es algo que me ha chocado bastante. En conclusión, es una historia de amor sencilla pero bonita. Algo que surge entre dos personas, con nada de toxicidad, cosa que yo agradezco muchísimo. Y que te dejará con una sonrisa en los labios. La recomiendo totalmente.
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